miércoles, abril 05, 2006

El Aroma del Té

Antes de empezar a escribir respiro hondo y les cuento, la semana pasada empecé a leer un libro de Brian Weiss “Lazos de Amor”, la llegada de este libro hacia mis manos fue mágica, no resistí la tentación de leerlo. Con la inquietud de que estoy en una búsqueda espiritual sobre cuál será mi “ritual con lo trascendente” sentí que este libro algo tenía que decirme… el tiempo dirá, mientras tanto, me encontré con esto en él…

“Thich Nhat Hanh, un filósofo monje budista vietnamita, escribe sobre cómo disfrutar de una buena taza de té. Debemos estar completamente atentos al presente para disfrutar de una taza de té. Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té, saborearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez. Si estamos obsesionados por el pasado o preocupados por el futuro, dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar de una buena taza de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.”

Mi vida en una metáfora, en mi cabeza había mucho ruido interior, me lamentaba de todas las cosas que no había hecho, de mí incapacidad de no enfrentar ciertos aspectos de mi vida, de llorar sobre la leche derramada y volver hacerlo. Por otra parte, con miedo al futuro, sobre qué voy hacer más adelante, hacia donde me quiero dirigir profesionalmente, sobre cómo independizarme afectivamente y económicamente; me movía entre lo que fue y lo que será, y qué pasaba con mi presente… no lo estaba disfrutando. Me refiero a los que me rodean; mi hijo, mi papá, mi mamá, mi hermana, mi familia, mis amigos, los conocidos, los que admiro, mis viajes, mi trabajo, mi ciudad. Mi cuerpo estuvo presente, pero mi ser estaba en algún otro lado, mi vida pasaba como una película por delante de mí. Hoy es distinto, empecé a disfrutar el aroma del té. Estoy yo y mis cinco sentido frente a la vida y junto a quien quiera compartir conmigo, quedan incorporado en mí la sonrisa y llanto de Vicente en su obra de teatro, las conversaciones con Mirta en el café frente al mar, el paseo a Playa Blanca con Rubén; las niñerías de mi hermana; los consejos y retos de mi madre; la intensa conversación con mi amiga Milena junto a esa buena copa de vino; las reuniones familiares; las preguntas de Elisa, mis rabietas y llantos; mis caminatas por la playa sintiendo la arena; las acaricias y los abrazos, dados y recibidos; las conversaciones; estos últimos ingredientes me gustan mucho. Vuelvo a respirar hondo y te pregunto ¿Qué estas disfrutando hoy? ¿Cuál es el aroma de tu vida?